Aprender curaduría, entrenar la percepción, por Yanina Ispizua

Para aprender hay que aprehender

Detenerse, observar, percibir, atrapar y captar

Para aprender curaduría es menester entrenar la percepción


Sábado 30-03-2024

Con ese objetivo, el lunes 25 de marzo hicimos la primera visita de estudio al Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires con las estudiantes del Seminario I de Curaduría de cuarto año (ESEADE). En mi rol de profesora invitada, de la cátedra a cargo de Mg. Eugenia Garay Basualdo, tuve la posibilidad de ser, a la vez, participante y espectadora. En esta breve crónica me propongo compartir algunas notas fundamentales sobre el recorrido analítico de las exposiciones: 

- Coreografías de lo Imposible (La 35ª Bienal de São Paulo en Buenos Aires, Sala 1 Malba + Palacio Pereda; curadores: Diane Lima, Grada Kilomba, Hélio Menezes y Manuel Borja-Villel) https://www.malba.org.ar/evento/coreografias-de-lo-imposible/ 

- Rosana Paulino Amefricana (Sala 5, nivel 2; curadores: Andrea Giunta e Igor Simões). https://www.malba.org.ar/evento/rosana-paulino-amefricana/ 



En primer lugar, la importancia de vivenciar el espacio: percibir sus dimensiones, identificar sus características, alturas, luces, texturas, la forma de recorrerlo. Entrenar el ojo (expresión que fue el trending topic de la tarde) es una tarea fundamental para quienes ejercen la curaduría. Un entrenamiento que debe ser incesante en pos de afinar nuestros sentidos profesionales. Entrenar la mirada crítica, ser visitantes que observan más allá de lo que la exposición pretende mostrar. Identificar los mecanismos, los aciertos y los errores.



Siempre debemos tener en cuenta para quiénes hacemos las exposiciones, y uno de nuestros mandatos debería ser hacer amable la experiencia estética para quienes la visitan. No es tarea fácil: demanda dedicación, empatía y atención al detalle. Para ello es preciso conocer el funcionamiento del espacio, cómo se transita, cuál es la circulación, o las circulaciones, que permite o propone, y cuál es el comportamiento de las personas que lo recorren. ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen? ¿Por qué están aquí? ¿Estudian? ¿Hablan en nuestro idioma? Y, a partir de estos aspectos, plantear nuestro diseño expositivo, pensando textos y paratextos, obras y dispositivos. Un curador debe tomar decisiones pensando en los públicos. Usar las herramientas disponibles como recurso de comunicación y contexto.



Tenemos un gran desafío en tiempos de virtualidad, pantallas e inmediatez: despertar la inquietud, la curiosidad y el deseo de las personas. Podemos hacerlo de muchas formas: a través de títulos y textos que convoquen, mediante del ritmo que imprimimos en el planteo expositivo y, por sobre todo, con la creación de climas y tensiones que nos permite la iluminación, entendiendo que implica tanto el uso de la luz como de las sombras. Tomar decisiones respecto a nuestro planteo para que no se convierta en una colgada monótona.



El golpe final: siempre hablamos de tomar decisiones pero -spoiler alert-  no trabajamos en soledad. Trabajamos en equipo, muchas veces a distancia, con diferencias horarias, culturales e idiomáticas. Para lograr buenos resultados necesitamos hacer equipo con artistas, otros profesionales y las personas que trabajan en las instituciones. Por ende, nuestra misión es guiar para lograr un trabajo correcto, profesional y, también, disfrutable.


Esa es nuestra tarea. Recorrer espacios. Aprender de lo que vemos. Entrenar el ojo. Trabajar. Tomar decisiones. Guiar. Resolver. Y empezar otra vez.

Yanina Ispizua 

Docente en formación. Curadora de Arte y Gestora Cultural